Esta tierra bañada por el río Ebro es un enclave privilegiado. Las aguas van creando fértiles mejanas donde los cultivos crecen con un sabor y color inigualables.
Alcachofas, borrajas, cardos, puerros, espárragos, tomates… la lista es tan larga como apetitosa, y todos ellos cultivados con mimo, con trabajo , con amor y respeto a
la tierra.
«Ningún lugar sabe como el nuestro»